Que no soy una Asesora Inmobiliaria al uso, no es ninguna novedad. Lo que quizás sí te sorprenda, es el trabajo constante a nivel interno que debo hacer como profesional y cómo persona.
Todos hemos juzgado a alguien por la indumentaria que llevaba en un momento concreto, mientras nuestra idea de ese momento era muy diferente. Pero hoy aquí, quiero contarte la pequeña historia de un vestido rojo, que mañana puede ayudarte al tomar una decisión.
Lo vi en el escaparate de una tienda de vestidos de novia.
Rojo, intenso, sobre un maniquí que parecía tener vida gracias al vestido.
Me quedé mirándolo embelesada, siendo consciente de que, aunque era precioso, no lo necesitaba en ese momento, y no sabía si algún día podría lucirlo.
No, definitivamente no….. ¿O sí?
Mi impulso me llevó a entrar en la tienda e interesarme por él. El material del que estaba hecho, mirar un poco más de cerca la pedrería que llevaba, el largo, la talla, el precio…
No, no, era un precio elevado para un vestido, aunque no para un vestido de novia, pero yo no era una novia.
La dependienta, viendo cómo lo miraba, me animó a probármelo, sólo «para ver qué tal te sienta», y me lo probé, porque en el fondo sabía que era perfecto para mí. Quizás no en ese momento, quizás no según a quién le preguntes, pero para mí, era ideal.
Quizás pienses que algo no es para ti, porque no es el momento. Pero cuando decides apostar por ello, y arriesgarte a conseguirlo, el momento llega más pronto que tarde.
Lo reconozco, mi corazón se disparó cuando me probé el vestido.
Mi intuición me había dicho desde el primer segundo, que ese vestido era para mí. Y en el probador, delante del espejo se confirmó.
Pero, ¿para qué lo iba a comprar? No había boda a la vista, ni evento lujoso. A una familiar le parecía una absurdez, a una amiga una locura, a mí me parecía el mejor de los regalos.
Respiré hondo, y me lo compré.
Por un lado con una sensación de «culpa» importante. Había comprado algo que no necesitaba, un capricho que no iba a utilizar pronto, quién sabía si lo acabaría utilizando. Por otro lado, me sentía como una niña con zapatos nuevos, quería contarle a todo el mundo que tenía el vestido de mis sueños.
A los pocos días de comprarlo, cuando la batalla interna parecía ganarla la culpa, apareció la publicación de un congreso inmobiliario de gran calibre, en el que se íba a realizar una cena de gala, y mi vestido rojo sería mi momento.
Quizás estés pensando en vender tu casa, en tomar una gran decisión, y tu corazón te dice una cosa y el resto del mundo parece que no es el momento, piensa en mi vestido rojo, y recuerda que estoy aquí para acompañarte en el proceso.
¿Cuál es tu vestido rojo?
4 comentarios
Joaquín Pons · 29 octubre 2022 a las 18:52
Hay que apostar siempre por la sensación que te da un objeto o una persona en el primer momento, y el 99,99% de las veces acertaras, el otro 0’01% no importa. Y yo por ti apostaría al rojo seguro.
Cada día estoy más contento 😌 por conocerte.
MANUELA ESPINO CARRO · 31 octubre 2022 a las 16:33
Gracias Joaquin, por tus palabras y apoyo, yo también estoy contenta de haberte conocido. Besos enormes.
Carla · 29 octubre 2022 a las 19:05
Increíble texto, maravillosa persona.. Eres increíble tanto por fuera, como por dentro.
MANUELA ESPINO CARRO · 31 octubre 2022 a las 16:35
Hola mi linda y amada hija. Gracias por tus palabras tan tan bonitas y llenas de amor. Te amo hija.