¿Recuerdas cuando eras pequeño? Había una señora que pasaba cada cierto tiempo por tu casa, llamaba al timbre, y cuando tu madre abría la puerta decía como canturreando «Avon llama¡»
Para mí era algo curioso, porque llevaba una maleta con mucho maquillaje, cremas, y utensilios entonces raros, y le explicaba a mi madre las ventajas de utilizar todo lo que llevaba.
Hoy ya no se hace así, tenemos internet, y todo es como mucho más frío, más distante. Creo que hay veces en las que no sabemos ni quién es nuestro vecino…
Pero en mi profesión como Asesora Inmobiliaria, ese toque no se ha perdido, esa cercanía, esa presencialidad, y eso es lo que nos ayuda a ser mejores profesionales.
Y es algo que me gusta, tomarme un café con un posible cliente, y conocer los motivos por los que vende. Asesorarle desde SU necesidad, implicarme en SU situación, y darle el mejor asesoramiento posible.
También disfruto de la relación con los diferentes comercios, ayudarles en su visibilidad, recomendar a aquellos comercios en los que yo suelo hacer mis compras. Porque con el consumo de proximidad, sabes bien a quién recomiendas.
Por supuesto hago lo posible por conocer a mis vecinos, como vecina, y como asesora inmobiliaria. Porque hay muchas personas que necesitan mi ayuda, y quiero que sepan que estoy ahí para ayudarles.
Quizás un día me veas, y oigas en tu cabeza un «Me llama¡¡» con esa vocecita de las comerciales de AVON. Y no, esto no es una publicidad pagada, ni nada por el estilo. Simplemente he recordado la señora de Avon que pasaba por casa…
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